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Matrimonios

El curso prematrimonial que deberán realizar en pareja ¡conozcan todos los detalles!

En días pasados hablamos del curso matrimonial desde la perspectiva general, hoy ahondaremos más y les contaremos todo lo que tienen que saber para llegar preparados a su curso.

Desde el momento de la entrega del anillo de compromiso y emprender este camino para unir sus vidas, habrán escuchado todo tipo de comentarios mitos y agüeros sobre la decoración para matrimonio, el lugar, fechas y prácticas; como el curso prematrimonial, que son aburridos, que son largos, que hacen actividades con otras parejas y un sinnúmero de anécdotas de sus amigos, familiares y parejas de nuestra comunidad. Lo cierto es que todas las parejas que darán el sí quiero e intercambiar las argollas de matrimonio en la iglesia católica deben hacerlo ya que es un requisito fundamental en el proceso de los trámites.

Inscripciones

Aica Films

Busquen las opciones que tienen para realizar el curso, sin importar si tendrán un matrimonio campestre, tienen la opción de buscar una iglesia cercana a su lugar de trabajo o si prefieren cerca a la vivienda. Averigüen los horarios, costos y duración del curso. Generalmente son dictados una vez al mes, así que no lo dejen para último momento. Hay iglesias que los hacen en fines de semana (viernes en la noche y sábado todo el día) y otras que son de noche durante 3 o 4 días de la semana por 2 horas cada día. Evalúen cuál es la mejor opción e escríbanse en el que se acomode a sus necesidades.

Contenidos

Leyva Fotografía

Repasarán los sacramentos de la iglesia, algo de historia bíblica, la importancia del matrimonio para conformar familias como eje central de la Iglesia católica, la fe como cristianos, actividades lúdicas, talleres para reflexionar, simulacros de los votos con frases de amor cortas y protocolos. Se aprovechan los cursos para resolver dudas sobre casos personales; si alguno de los contrayentes es extranjero, documentos que pide la iglesia para celebrar la boda, testigos, padrinos, licencias para casarse en otra parroquia, entre otros. Realicen una lista con las dudas que puedan surgir para que las resuelvan durante el curso prematrimonial como, por ejemplo, los permisos adicionales para adecuar la decoración de iglesia para matrimonio a su gusto, entre otras que puedan surgir.

Mitos y verdades

Jorge & Grace

  • La iglesia no pretende que la pareja se convierta en más creyente, pero si quiere que entiendan la importancia del gran paso.
  • La iglesia no quiere “poner problemas” durante la planificación, pero es necesario cerciorarse que los contrayentes son aptos para celebrar la boda, que no se cometerá bigamia, que lo hacen por voluntad propia y que el proceso se hace una sola vez para toda la vida.
  • No es obligatorio, pero aún no se conoce a la primera pareja que les hayan permitido casarse sin el curso prematrimonial.
  • El curso hace preguntas para reflexionar y cuestionarse. Si algunas parejas han desistido de su decisión de casarse es porque se dieron cuenta que quizás no se aman como creían.
  • Durante el curso reciben regaños. Depende del instructor, pero hoy con el estilo del papa Francisco de evangelizar de forma moderna, los regaños son cosas del pasado. 
  • No aprobarán el curso. Deben asistir al curso, lo aprobarán y recibirán su certificado. Si por algún motivo no pudieron asistir luego de la inscripción deben coordinar con la parroquia para coordinar un nuevo curso. Pero es mito que alguna pareja pueda reprobar.
  • Son aburridores. Todo depende de la actitud con la que asistan los novios. No lo deben tomar como una obligación o de lo contrario se aburrirán de principio a fin. El proceso del matrimonio es para disfrutarlo y vivirlo intensamente.
  • Si alguno no es católico, este no puede asistir al curso. No se preocupen, pueden asistir y hacerlo así uno pertenezca a otra religión.

Ya lo saben, ahora asistir con la mejor actitud para hacerlo y estar cada vez más cerca al gran día de intercambiar las argollas de matrimonio en oro con las que tanto han soñado y poder así partir hacia la luna de miel que los espera como recién casados.