Los 20 mejores poemas de amor para mi novia
Si tu intención es encontrar poemas de amor para mi novia ya sean largos o cortos, ¡aquí encontrarás toda la inspiración!
¿Buscas inspiración de poemas para mi novia? Los poemas de amor son románticas composiciones literarias que permiten expresar tus sentimientos de forma creativa y singular a esa persona que ha robado tu corazón. Si quieres sorprenderla a través de una tarjeta personalizada o un escrito impreso, aquí encontrarás el incentivo que necesitas para que ese detalle sea memorable.
Índice de contenidos
- Poemas de amor largos para mi novia: la musa de grandes autores
- El amor y los autores colombianos: los poemas para enamorar a mi novia
- Poemas bonitos para mi novia
- Poesía para mi novia: versos de amor
Poemas de amor largos para mi novia: la musa de grandes autores
Estos poemas de amor para mi novia son perfectas piezas literarias creadas por genios de la escritura. Sus letras expresan la grandeza de haber encontrado a esa persona ideal, e invitan a recorrer juntos el camino del enamoramiento. Ideales para incluir en una tarjeta de aniversario o como dedicatoria de una fecha especial.
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1. Táctica y estrategia, de Mario Benedetti
Mi táctica es mirarte
aprender como eres
quererte como eres
mi táctica es hablarte
y escucharte
construir con palabras un puente indestructible
mi táctica es quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en ti
mi táctica es ser franca
y saber que eres franco
y que no nos vendamos simulacros
para que entre los dos no haya telón
ni abismos
mi estrategia es en cambio
más profunda y más simple
mi estrategia es que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.
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2. Inventario galante, de Antonio Machado
Tus ojos me recuerdan
las noches de verano
negras noches sin luna,
orilla al mar salado,
y el chispear de estrellas
del cielo negro y bajo.
Tus ojos me recuerdan
las noches de verano.
Y tu morena carne,
los trigos requemados,
y el suspirar de fuego
de los maduros campos.
De tu morena gracia,
de tu soñar gitano,
de tu mirar de sombra
quiero llenar mi vaso.
Me embriagaré una noche
de cielo negro y bajo,
para cantar contigo,
orilla al mar salado,
una canción que deje
cenizas en los labios...
De tu mirar de sombra
quiero llenar mi vaso.
3. Dame la mano, de Gabriela Mistral
Dame la mano y danzaremos;
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más...
El mismo verso cantaremos,
al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como una espiga, y nada más.
Te llamas Rosa y yo Esperanza;
pero tu nombre olvidarás,
porque seremos una danza
en la colina y nada más...
4. El enamorado, Jorge Luís Borges
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.
5. Cuántas veces, amor, te amé... (soneto XXII), Pablo Neruda
Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.
Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en Angola, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.
Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto
mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.
El amor y los autores colombianos: los poemas para enamorar a mi novia
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6. Ahora, de Piedad Bonnet
Porque ahora paso mi mano sobre el envés de las hojas y sé leer su alfabeto
y si cierro los ojos oigo correr un río y es tu voz que despierta
porque mi cuerpo comienza ahora en ti y acaba más allá de la lluvia
donde alcanzan tus brazos y el miedo acuartelado no vigila
y sé llamar las cosas
de modo que éstas salten se desnuden
y todo sea reciente
para mis ojos que aman en tus ojos
porque en mi llanto crecen blandas plantas carnívoras
y mi sangre palpita como una iguana abierta
porque ahora mi cuerpo recupera sus partes
y nace una piel nueva que derrota el verano
porque me has enseñado a respirar.
7. El buque de los enamorados, de Carlos Castro Saavedra
Era un buque en el mar,
era el amor en medio de las olas inmensas,
y era mi soledad de navegante y los peces oscuros de tus trenzas.
Pensaba en ti, soñaba
que iba contigo a perfumar los puertos,
y a sembrar anclas y constelaciones
en las frentes dormidas de los muertos.
Pero soñaba apenas, amor mío,
y las aguas furiosas me sacaban del sueño,
y a ti te separaban de mi costa
como una barca triste o como un leño.
El buque, el buque entero, sin ti era un ataúd sobre las olas,
un herido flotando tristemente
sobre una muchedumbre de amapolas.
Me tambaleaba en medio de gaviotas,
me inclinaba hacia ti salobremente,
y las islas brillaban como lunas
sobre toda la noche de mi frente.
(Mar adentro no hay más que los recuerdos
y sal sobre mi piel, sobre la vida,
y el amor que pregunta por la sangre
y le responde el labio de una herida.).
A veces era lunes,
decían que era lunes mis hermanos,
y te veía venir sobre las olas
con toda la semana entre las manos.
El tiempo era tu ausencia,
el mar era la sombra de la tristeza mía,
y el buque era un naufragio que se inclinaba
y no se decidía.
Por la noche volaban las estrellas,
como peces dorados, por el cielo,
y yo pensaba que en la tierra firme
tú también contemplabas este vuelo.
El buque del amor, de los enamorados,
todavía navega por mis venas,
y levanta la espuma de mi sangre
y la pescadería de mis penas.
Un rumor de marea que no cesa
a pesar de los días y los pasos
acomete la costa de mis besos
y los acantilados de mis brazos.
Escucha el buque, esposa,
acerca tus oídos a mi piel como flores,
y escucha el buque, el buque,
navegar por mis mares interiores.
8. Si alguien llama a tu puerta, de Gabriel García Márquez
Si alguien llama a tu puerta, amiga mía,
y algo en tu sangre late y no reposa
y en tu tallo de agua, temblorosa,
la fuente es una líquida de armonía.
Si alguien llama a tu puerta y todavía
te sobra tiempo para ser hermosa
y cabe todo abril en una rosa
y por la rosa desangra el día
Si alguien llama a tu puerta una mañana
sonora de palomas y campanas
y aún crees en el dolor y en la poesía
Si aún la vida es verdad y el verso existe.
Si alguien llama a tu puerta y estás triste,
abre, que es el amor, amiga mía.
9. Ritornelo, León de Greiff
«Esta rosa fue testigo»
de ése, que si amor no fue,
ninguno otro amor sería.
¡Esta rosa fue testigo
de cuando te diste mía!
El día, ya no lo sé
–sí lo sé, mas no lo digo–.
Esta rosa fue testigo.
De tus labios escuche
la más dulce melodía.
Esta rosa fue testigo:
¡todo en tu ser sonreía!
Todo cuanto yo soñé
de ti, lo tuve conmigo...
Esta rosa fue testigo.
¡En tus ojos naufragué
donde la noche cabía!
Esta rosa fue testigo.
En mis brazos te oprimía,
entre tus brazos me hallé,
luego hallé más tibio abrigo...
Esta rosa fue testigo.
¡Tu fresca boca besé,
donde triscó la alegría!
¡Esta rosa fue testigo
de tu amorosa agonía
cuando del amor gocé
la vez primera contigo!
Esta rosa fue testigo.
«Esta rosa fue testigo»
de ése, que si amor no fue,
ninguno otro amor sería.
¡Esta rosa fue testigo
de cuando te diste mía!
El día, ya no lo sé
–sí lo sé, mas no lo digo–.
Esta rosa fue testigo.
10. Sonata, Álvaro Mutis
Otra vez el tiempo te ha traído
al cerco de mis sueños funerales.
Tu piel, cierta humedad salina,
tus ojos asombrados de otros días,
con tu voz han venido, con tu pelo.
El tiempo, muchacha, que trabaja
como loba que entierra a sus cachorros
como óxido en las armas de caza,
como alga en la quilla del navío,
como lengua que lame la sal de los dormidos,
como el aire que sube de las minas,
como tren en la noche de los páramos.
De su opaco trabajo nos nutrimos
como pan de cristiano o rancia carne
que se enjuta en la fiebre de los ghettos.
A la sombra del tiempo, amiga mía,
un agua mansa de acequia me devuelve
lo que guardo de ti para ayudarme
a llegar hasta el fin de cada día.
Poemas bonitos para mi novia
Si piensas en poemas para dedicarle a mi novia, recuerda que una fecha especial como Amor y Amistad o San Valentín no tiene que ser el único motivo por la cual le recuerdes al amor de tu vida lo esencial que es en tus días.
Estos poemas de amor para mi novia hablan del cariño cotidiano, la vida en pareja y de la luz que irradia un alma enamorada.
11. Hagamos un trato, de Mario Benedetti
Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo
si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo
si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo
pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.
12. Quiero, de Jorge Bucay
Quiero que me oigas sin juzgarme.
Quiero que opines sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mí sin exigirme.
Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí.
Quiero que me cuides sin anularme.
Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí.
Quiero que me abraces sin asfixiarme.
Quiero que me animes sin empujarme.
Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí.
Quiero que me protejas sin mentiras.
Quiero que me acerques sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten.
Que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas... que hoy puedes contar conmigo...
Sin condiciones....
13. No desistas, de Rudyard Kipling
Cuando vayan mal las cosas como a veces suelen ir,
cuando ofrezca tu camino solo cuestas que subir,
cuando tengas poco haber, pero mucho que pagar,
y precises sonreír aun teniendo que llorar.
Cuando ya el dolor te agobie y no puedas ya sufrir,
descansar acaso debes , !pero nunca desistir!
Tras las sombras de la duda ya plateadas, ya sombrías,
puede bien surgir el triunfo, no el fracaso que temías,
y no es dable a tu ignorancia figurarse cuan cercano
puede estar el bien que anhelas y que juzgas tan lejano.
Lucha, pues, ¡por más que tengas en la brega que sufrir!
Cuando todo esté peor, mas debemos insistir!
14. Amor, de Pablo Neruda
Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más.
Poesía para mi novia: versos de amor
Estos poemas para el amor de mi vida son una selección dedicada a declarar la incondicionalidad y a mantener viva la llama de la pasión. Recuerda que el amor debe cultivarse día a día a través de la presencia consciente, de los pequeños detalles, miradas enternecedoras o frases halagadoras.
15. Rima: Amor eterno, de Gustavo Adolfo Bécquer
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.
16. Rima XXI: ¿Qué es poesía?, de Gustavo Adolfo Bécquer
¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía?, Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
17. Tercera presencia del amor, de Gabriel García Márquez
Este amor que es el verso y es la rosa.
Y es saber que la vida en cada cosa
se nos repite cada vez más fuerte.
18. Propósito, de Darío Jaramillo Agudelo
No menciones el amor: bien sabes que sería profanarlo.
Déjalo ser en silencio,
para que sientas la música de los dedos que rozan una piel amada.
19. A veces, de Nicolás Guillén
A veces tengo ganas de ser cursi
para decir: La amo a usted con locura.
A veces tengo ganas de ser tonto
para gritar: ¡La quiero tanto!
A veces tengo ganas de ser niño
para llorar acurrucado en su seno.
A veces tengo ganas de estar muerto
para sentir,
bajo la tierra húmeda de mis jugos,
que me crece una flor
rompiéndome el pecho,
una flor, y decir:
Esta flor, para usted.
20. Madrigal, de Amado Nervo
Por tus ojos verdes yo me perdería,
sirena de aquellas que Ulises, sagaz,
amaba y temía.
Por tus ojos verdes yo me perdería.
Por tus ojos verdes en lo que, fugaz,
brillar suele, a veces, la melancolía;
por tus ojos verdes tan llenos de paz,
misteriosos como la esperanza mía;
por tus ojos verdes, conjuro eficaz,
yo me salvaría.
Recuerda que plasmar sobre un papel lo que sientes tiene efectos muy positivos para tu salud mental. Así que cualquiera de estos poemas de amor para mi novia serán buenas formas de abrazar esos sentimientos y conocerte mejor. Inspírate y pinta una sonrisa en el rostro de tu pareja hoy.
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