Camilo fue siempre el primero en responder a todas mis preguntas con un profesionalismo, cordialidad y mucho conocimiento. Mi novio (ahora esposo) es dj desde muy joven (de hobby ahora, pero lo hizo profesionalmente por muchos años) y estaba particularmente interesado en que quien fuera nuestro dj tendría que ser el mejor, un gran conocedor de muchos géneros musicales, capaz de cautivar, no solo el gusto de invitados colombianos sino también extranjeros, lo cual era un reto en sí y parte de su mayor preocupación. Camilo, el mejor DJ, no solo llenó cada expectativa que yo tenía con su profesionalismo y calidad de trabajo, sino que mi esposo no se cansó de repetir toda la noche de nuestra recepción lo talentoso que era y ni qué decir de nuestros invitados... Una vez pasados los días y cuando hablábamos del matrimonio, ¡cada uno de ellos mencionó sin falta que el dj fue excelente! ¡Todos bailamos sin parar! Camilo no solo es un excelente dj, que sabe traer lo mejor de dos culturas en una perfecta fusión de ritmos y energía a través de la noche, sino que también con su equipo de luces y sonidos creó el perfecto ambiente para una noche romántica... La mejor de nuestras vidas. Todos comentaron lo hermoso que se veía el hotel con la iluminación, las luces del salón de la ceremonia y los efectos de música y sonido durante la recepción. ¡Gracias Camilo por haber hecho parte del equipo que logró que nuestro matrimonio fuera el mejor día de nuestra vidas! ¡Se los recomiendo 100%, no se arrepentirán!

Sin duda alguna un gran equipo que con todo su amor y su pasión hizo de nuestra boda un día mágico. Gracias, Camilo, por todo el apoyo y estar pendiente en todo el proceso. Sin ti no hubiese sido lo mismo. ¡Muchas gracias y que Dios los bendiga!

Camilo es un excelente DJ. Los invitados no pararon de bailar en toda la fiesta. ¡Camilo supo cómo leer a los invitados y nos dio una fiesta buenísima! Además de esto, durante el proceso de planeación del matrimonio Camilo fue un gran apoyo, siempre dispuesto a ayudar y con la mejor actitud. ¡Recomendado a ojos cerrados!