El matrimonio de Diego Alejandro y Ana María en Cajicá, Cundinamarca

En el año 2015 una gran noticia alegraba nuestros corazones y fue la que venía un Bebé en camino y que a partir de noviembre ya no seríamos 2 sino 3. Entre canciones y entre libros empezó nuestra historia hace muchos años y hoy ya va en nuestra hija Victoria y ella es muestra del amor tan hermoso que existe entre Él y yo.

En Diciembre del 2015 durante mi licencia de maternidad, decidimos formalizar nuestra relación ante Dios, para darle a nuestra hija Victoria el hogar que merecía, ¿qué más debíamos esperar? si ya habíamos sido tan bendecidos hasta ahora, ¿cómo sería si tuviéramos la bendición de Dios?

Además sería el momento perfecto de Bautizar a nuestra pequeña hija quien para ese entonces tendría 7 meses, quisimos consolidar esta familia ante Dios como debía ser. Fue así como empezó nuestra maratónica tarea de organizar un matrimonio en 6 meses. La fecha elegida fue el 18 de Junio de 2016, fecha en la que se cumplirían 3 años de llevar una relación llena de compromiso y de amor.

La primera dificultad que tuvimos fue lograr reunir todos los documentos que exige la Iglesia Católica, todos los documentos debían ser originales, no mayor a 60 días de expedidos, algunos con autenticación eclesiástica y todos estaban dispersos entre Bogotá, Chía y Cajicá, sumado a que mi esposo no se había confirmado, que debíamos hacer curso prematrimonial y curso prebautismal.

Esta labor de reunir los documentos para la Iglesia, la concluimos en abril de 2016, fecha en la cual estábamos prácticamente a dos meses de la fecha prevista del matrimonio. Las siguientes semanas fueron de mucho trabajo, de aprovechar cada fin de semana para poder organizar nuestro matrimonio.

Debo decirles que jamás estuvo en mente “tirar la casa por la ventana”, frase de uso popular que expresa cuando alguien derrocha o gasta dinero sin control, ni medida. En este sentido, la expresión tirar la casa por la ventana se emplea para identificar a un individuo que efectúa gastos extraordinarios con algún motivo especial, especialmente una celebración como matrimonio, cumpleaños, bautizo, entre otros.

Así fue como empezamos con nuestras primeras definiciones del matrimonio: queríamos una celebración muy familiar, con amigos cercanos y personas allegadas, que fuera de día (en especial por el bautizo de nuestra pequeña hija), que fuera en Cajicá y que fuera muy simbólico, que la temática especial fueran los libros por aquello de nuestra profesión pues ambos somos Bibliotecólogos. Queríamos compartir un almuerzo con todos, divertirnos, poder celebrar con esas personas tan especiales que nos han acompañado a lo largo del camino y recordar ese momento tan especial con cariño, alegría, emoción y amor.

Para esta misión tan especial seleccionamos al proveedor perfecto para nosotros, Casa de Eventos El Misterio, quien se encargó de absolutamente toda la logística del día en cuando a decoración de la Iglesia y del lugar, comida, bebidas, ponqué, música, etc. Todo se desarrolló en un ambiente familiar, en una casona antigua en Cajicá, justo como lo habíamos querido.

Gracias al haber escogido al proveedor pudimos desentendernos de tantos aspectos logísticos del día y dedicarnos a disfrutar de cada momento. De tomar muchas fotografías con todos, de almorzar tranquilamente, de bailar y disfrutar ese momento tan importante tal como debía ser.

Los proveedores que nos ayudaron a organizar y llevar a cabo nuestro mari-bautizo fueron: Alvaro Pedraza (Maquillaje, Peinado y Spa), Marcela Herrera (Vestido de Novia y corte de honor), Green Studio (fotografía y video) y Casa de Eventos el Misterio (Recepción), Kewins Joyeros (Argollas de Matrimonio). Todos excelentes proveedores, con la mejor relación entre calidad y precio.

Quiero hacer alusión de que no existe una boda perfecta, siempre se presentan cosas que a veces no se prevén, otras que no se pueden controlar, como lo es el caso del clima. En nuestro caso lloviznó e hizo un frío terrible, justo cuando el día anterior había hecho un día increíblemente soleado. También sucedió que mi vestido de novia (ese que seleccioné con tanto esmero y que me probé en cuatro oportunidades) se atrofió con “grasa de carro” de un hermoso carro antiguo al bajarme en la iglesia.

También que mi peinado (ese por el que estuve en el salón de belleza a las 6:00 am y que duraron trabajando casi durante una hora y media) se empezó a desbaratar cuando al salir de la iglesia todos se lanzaron a abrazarme y felicitarme. Tantas cosas que pasan que definitivamente bajo ninguna circunstancia pueden entorpecer la felicidad que se siente en el corazón al haber hecho la mejor elección de tu compañero de vida, al poder disfrutar del regalo de ser Mamá y de tener un hogar que goza de la bendición de Dios.

Espero mi experiencia apoye la organización de sus futuros matrimonios. Recuerden iniciar la labor de documentos de la iglesia con suficiente tiempo, definir su presupuesto y qué tipo de matrimonio desean, apoyarse mucho de sus proveedores y sobre todo: No olviden valorar y atesorar este momento único para ustedes y sus familias, no en el valor económico de cuánto dinero inviertan en la celebración.

¡Gracias a todas por leerme!