El matrimonio de Wilson y Diana en Cota, Cundinamarca

La crónica de nuestro matrimonio

Fue el día perfecto, le pedí mucho a Dios tranquilidad para disfrutar cada detalle. Al principio estaba muy preocupada por el clima, porque llovió toda la mañana. Sin embargo, fue como si Dios celebrara con nosotros, nuestros proveedores de maquillaje, fotografía y video fueron perfectos, llegaron a tiempo y todo se hizo dentro de los tiempos establecidos. ¡Nada salió mal, hacia las 2pm Dios limpió el cielo! El atardecer fue perfecto, el sol era impresionante y eso hizo el recorrido en el carro antiguo una experiencia inigualable. Cabe resaltar que no llovió nunca. Mis padres estaban felices, no hubo tráfico y cuando llegué a la Iglesia mi novio ya estaba allí. El transporte que contratamos llegó a tiempo y todos nuestros invitados nos pudieron acompañar. Al llegar a la Iglesia de Cota sentí nervios, porque obviamente todo el mundo me miraba, la gente en la calle me felicitaba, otros me gritaban que no lo hiciera en forma de chiste y fue muy divertido. Cuando vi a mi novio con su mamá esperándome me sentí muy tranquila, la iglesia estaba preciosa y todos estaban felices de vernos. El padre fue muy especial con nosotros, los pajecitos se portaron muy bien y estaban impecables, la música fue perfecta, se sentía la presencia de Dios en todo momento. Cuando salimos para la hacienda, todo estaba en su lugar, la decoración, los globos de los deseos, la acomodación de mesas, la mesa de recordatorios, el ponqué. Sencillamente espectacular. Yo canté para él y fue un momento mágico y al final la hora loca. Definitivamente cada detalle hizo de nuestro día, algo inolvidable, perfecto e inimaginable. Gracias al jardín de los novios, eventos integrados, Marcela Suárez, Javier de fotografía y demás que nos ayudaron a construir este sueño.