La crónica de nuestro matrimonio
El día nuestra boda fue más que perfecto, todo nos salió mejor de lo que hubiéramos imaginado, estuvimos muy acompañados, la ceremonia fue soñada y la decisión de no hacer ningún tiempo de recepción fue lo mejor que pudimos haber hecho. Sentimos el amor y el cariño de todos nuestros familiares y amigos que nos acompañaron sin ningún interés y a pesar de que fuimos muy claros en no querer regalos sino compañía, estuvimos inmensamente bendecidos con todos los regalos materiales y monetarios que nos dieron.
El dia comenzó muy temprano, ya que la boda era a las 9 am y la fotógrafa empezaría su labor a las 7:30, con algunas fotos pre-ceremonia. Decidí arreglarme en la casa de la maquilladora que tiene un taller hermoso en su casa, llevé todo lo necesario y más y allá empezó la magia. Mabel, mi maquilladora, es una persona estupenda, me hizo sentir tranquila en todo momento y cuidó cada detalle desde mi alimentación, hasta mis zapatos. Ella arregló mi cabello, me maquilló y me vistió con ayuda de la madrina y la fotógrafa, y me dejó simplemente espectacular. La pajecita estaba divina, pero ese día se enamoró de un bolsito plástico color fucsia que no quería soltar y decidí que no quería a una pataleta, entonces si quería su bolsito se quedara con él, pero ¡oh, sorpresa! En algún momento soltó el bolsito y no lo volvimos a ver.
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Llegué a la iglesia unos minutos tarde ya que cambiaron el sentido de las vías y nos perdimos, cuando llegué todos nos estaban esperando. Me sentí feliz de ver que estaba tan acompañada y aunque no tuve damas de honor oficiales, mis hermanas y mis mejores amigas lo fueron como un tema natural, fue algo muy especial. Mi papá me esperaba hermoso en la puerta de la iglesia, me recibió y me entregó a mi esposo con una sonrisa en el rostro, solo había felicidad y amor en el aire. Yo no me sentía nerviosa ni un poquito, cuando lo vi llegar con su traje y sus tenis me emocioné mucho porque no había hombre más feliz en el mundo de ver a su futura esposa entrar por la puerta de la iglesia, intercambiamos yugo y gallardete y entramos cogidos de la mano. Él me decía todo el tiempo que estaba hermosa, que era la mujer más bella del mundo, que lo hacia el hombre más feliz del universo.
La ceremonia fue espectacular, el padre hizo un trabajo estupendo con un sermón soñado, nos hizo la bendición de las arras, los anillos y la ceremonia de la unidad, que es algo que nadie debería perderse en su boda. No alcanzo a encontrar las palabras para agradecerle lo infinitamente perfecto que hizo que fuera nuestra boda. Cuando le ceremonia terminó, todos nos esperaron afuera haciendo un intento de calle de honor y un alboroto con los listones que hice, me encantó cómo se veía todo, todos nos felicitaban y nos abrazaban y querían fotos. Ahí comenzó la odisea para tomar las fotos, la fotógrafa hizo un trabajo espectacular durante todo momento, pero coordinar tanta gente afuera de una iglesia fue bastante complicado, pero no imposible. Luego de las fotos todos se fueron yendo y quedamos solo con nuestros padres, hermanos y padrinos, con quiénes fuimos a el café Otra Parte para tomarnos algunas fotos con más tranquilidad y hacer uso de unas máscaras que hizo una de mis hermanas especialmente para nosotros, salimos de la sesión y nos fuimos para el restaurante Altamisa en Envigado, donde habíamos reservado un almuerzo familiar y todos quedaron muy contentos y nosotros más que felices.
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