El matrimonio de Juan y Laura en Medellín, Antioquia
De noche Invierno Azul 2 profesionales
J&L
10 Dic, 2016La crónica de nuestro matrimonio
Después de la tormenta llega la calma, el estrés, la ansiedad, la angustia, los nervios, la emoción, la adrenalina e infinidad de sentimientos encontrados son consecuencia de uno de los días más importantes de tu vida. El estar para siempre con la personas que amas y la cual decidiste darle el sí para estar en las buenas y no tan buenas, es una de las mejores emociones que guardaré en mi memoria y corazón.
Mi día empezó ajetreado; hasta el último instante no sabía qué maquillaje quería, ni qué peinado quería, fue horrible, mi esposo estaba en la casa muy tranquilo, salió con el primo y llegó a organizarse a las 4 de la tarde (el matrimonio fue a las 5). Yo por mi parte salí muy temprano al hotel en el cual me iba a organizar (recomendadísimo el Dann Carlton; es lo máximo).
La señora que me iba peinar no llegó a tiempo casi muero de un colapso nervioso, pero bueno me peinó. El punto era que también debía peinar y maquillar a mi mamá y mis damas de honor. Ella muy contenta dijo que si era capaz de terminar a las 4:30 con todas, mi maquillaje era con otra persona así que me relajé por ese lado. Mi fotógrafo llegó a las 10 am porque no se quería perder ningún detalle y no lo hizo, por Dios tengo casi 2000 fotos por revisar y escoger, creo que ese día no probé bocado alguno de nada, rebajé como 3 kilos en un solo día. Es mentira, pero casi, todo iba muy bien hasta las 4 de la tarde, la señora no había terminado de peinar a las damas y le faltaba el maquillaje de todas, ahí empezó la tortura.
Seguir leyendo »Creo que debo una cuenta de encerado para el piso de caminar de un lado al otro de la angustia, pues imagínense que la señora aquella, terminó a las 5:30 de organizar a las damas. Salí del hotel a las 5:35, llegué a las 5:50 mi matrimonio empezaba a las 5, a las 5pm, está bien que una novia se debe hacer esperar, pero ¿50 minutos? ¡Eso es conchudez!
Ahí no termina la cosa, cuando llegué tarde, muy tarde, me agarra una risa nerviosa y una lloradera que por Dios, parecía que me estuvieran obligando a casar. Los nervios son lo máximo, cuando entré y lo vi también de blanco ahí empecé a llorar más pero yo soy la más de buenas del valle de aburra (nótese el sarcasmo) no se quién carajos me pisó el velo y casi me descabezan, no exagero, 5 minutos perdidos tratando de colocarme el velo, ¡yo soy lo más!
¿Saben qué? Tenía que hacer una cosa o bueno teníamos que hacer una sola cosa los dos muy importante y no la hicimos adivinen que. Aprendernos los votos matrimoniales, a mí se me olvidó por completo que me tenía que aprender esa vaina, para mí estaba larguísima miren que si “Que bendición y que privilegio es haber encontrado el hombre de mi vida y delante de Dios y de todos estos testigos te prometo que voy hacerte el hombre más feliz del mundo y que voy hacer esa ayuda idónea que Dios te ha mandado, te voy a respetar, te voy a honrar y te voy hacer fiel todos los días de mi vida. Con este anillo me caso contigo Juan es una muestra de mi amor y de mi fe que yo te entrego hoy y para siempre hasta que la muerte nos separe” ¿fácil no?
Pues les cuento que no, cero, para nada, eso no se me grabó y me acordé, la ventaja es que Juan tampoco se lo aprendió, no se acordaba ni siquiera que eso existía, nos vinimos a acordar de los dichosos votos cuando el pastor mencionó que debíamos decirlos. La cara de susto de los dos fue épica, y nos hizo improvisar, creo que resultaron mejor de esa forma, las palabras salieron de los más profundo del corazón. Solo sé que cuando nos pusimos las argollas y dimos el acepto, sentí 50 kilos que se me quitaron de encima.
Mi cuñada canta y empezó a amenizar el tiempo de la comida, luego se enojó conmigo porque una amiga es cantante “profesional” Miriam Hernández de Yo me llamo, obvio le iba a decir que me cantara una canción para él, oh por Dios, eso fue la matazón, se enfadó conmigo porque cómo se me ocurría humillarla de esa forma. Después de eso, creo que todo salió bien, bailé hasta que no pude más, mis pies dolían enormemente, perdí la dignidad tipo 11 de la noche, quedé descalzada y dando lora aún, la hora loca, el baile, la decoración, la comida todo fue como lo esperaba y soñaba. La noche de bodas también. Les dejo unas fotitos de lo que fue nuestro día especial.
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