El matrimonio de José y Natalia en Barranquilla, Atlántico
Elegantes Primavera Rosado
J&N
03 Mar, 2018La crónica de nuestro matrimonio
Crónica de una boda anunciada:
Ese día de mi boda, el día más soñado, anhelado y el más feliz de todos los días, fue el más hermoso. Me levanté ese día muy calmada, tranquila, pero con ganas de que llegara la hora de casarme con el amor de mi vida.
La ceremonia en la iglesia era en la iglesia del colegio católico donde estudiamos juntos y escogimos ese lugar para sellar nuestro amor, ese que se cultivó ahí en el colegio y por ende en su respectiva iglesia. Dicha ceremonia era a las 6:00 pm y desde las 3 de la tarde me comenzaron arreglar desde mi casa. Ya al ir pasando las horas me entraba la ansiedad, creo que normal en toda novia. Me preocupaba que fuera a llegar tarde a la iglesia porque el sacerdote nos había dicho a los dos que si era la hora y yo no llegaba puntual él comenzaba la eucaristía y ya no iba a entrar yo con la marcha nupcial y obvio eso no lo quería.
Después de arreglarme lo que era peinado y maquillaje me disponía a colocarme mi hermoso vestido que era en corte de A, muy sutil y con detalles delicados de piedras en mi pecho y liso con tul en la parte debajo. Me coloqué el vestido y al momento de cerrar la corredera, ¡sorpresa! Se quedó atrancada y no subía, ahí en ese momento se me aceleró el corazón y pensaba lo peor, que qué iba hacer ahora, pero con más serenidad mi papá me ayudó y por fin subió y se cerró la corredera. Ya me cambié, me coloqué el vestido, el velo, la tiara, los zapatos, los accesorios y en mi mano empoderada con mi ramo de rosas en tonos pasteles, ya esperando con mis padres al carro que nos iba a llevar a la iglesia para la ceremonia.
Seguir leyendo »Salimos temprano, mi esposo sabía que ya iba a estar allá porque él es muy puntual y preciso. Llegamos, yo estaba en el carro y lo veía desde lejos donde estaba en el altar esperándome, un poco desesperado, otro detalle en ese momento era que el músico no había llegado y así no podía entrar sin la marcha nupcial. Me calmé, lo llamé y esperé. Él llegó justo a tiempo, me bajé del carro de mi padre que me llevaba hacia el altar. La iglesia estaba muy hermosa decorada las bancas con flores parecidas a las de mi ramo, delante de mí iban los pajecitos un poco descoordinados, me temblaban las piernas del nervio, iba con la mirada fija porque está muy nerviosa y a la vez feliz. Mi papá me entregó a mi esposo y ahí comenzó la eucaristía donde nos juramos amor eterno para toda la vida.
Al final de la ceremonia fotos por montones con familiares y amistades. Al salir de la iglesia nos esperaban dos volcanes y fuegos pirotécnicos en el cielo, fue algo mágico. Después fuimos a la recepción que fue en el restaurante Rodizio donde brindamos una cena con nuestros familiares y amistades más cercanas. Fue algo muy íntimo, una velada romántica, alegre y muy amena. Estábamos muy felices mi esposo y yo por cumplir nuestro sueño de casarnos y de compartir esa felicidad con todos, así fue mi boda y mi historia de amor, con el amor de mi vida.
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