El matrimonio de Javo y Lina en Copacabana, Antioquia

Finalmente, el día de mi boda se acercaba y cada detalle estaba listo, escogí un lugar hermoso, la decoración, la comida, la música, el fotógrafo y en general cada detalle era tan perfecto, que creí, inocentemente, que ya nada podría salir mal. Sólo me restaba ir a la prueba del vestido (que no veía hace más de 4 meses), mirarme al espejo y sentirme bella y preparada para el gran día. Lamentablemente cuando llegué a la prueba mi vestido estaba mojado (porque según ellos no tuvieron tiempo para lavarlo antes), mi soñado vestido no lucía igual al día que lo reservé, se veía deteriorado y el color no estaba bien (según ellos eran suposiciones mías). Aquel vestido ni siquiera me ajustaba en el cierre, al principio creí haber aumentado de peso y comenzó mi pesadilla acompañada de un llanto imparable, luego llegó la costurera y me dijo, como si fuera muy normal, que lo que pasaba es que no le habían quitado los modificaciones de otra novia y que por eso no me ajustaba, ya para ese momento, mi prueba final era una pesadilla. Al final, el vestido sí cerró, pero ya estaba tan predispuesta que me lo quité y sin mediar palabra me fui de aquella tienda.

Salí de aquel lugar tan angustiada y tan convencida de que no me casaría con aquel vestido, que, decidí escribir a aquella tienda que evité desde el inicio porque "supuestamente" estaba fuera de mi presupuesto, conté mi historia y de manera casi inmediata me recibieron en su tienda con tanta calidez y con tan buen servicio que me arrepentí de no haber ido antes. Al final todo el equipo de trabajo de aquella tienda no sólo me ayudó a encontrar el vestido de mis sueños, sino que me lo entregaron al siguiente día (el día de la boda) con las modificaciones que necesitaba, además me dieron un descuento tan alto que compensó totalmente el valor que ya había pagado en la otra tienda.

Sí señoritas, el día de la boda llegó, y cada detalle fue perfecto, incluyendo mi vestido, creo que al final, mi mala experiencia sólo era la forma en que Dios me estaba diciendo que tenía que casarme con el vestido de mis sueños, era tan perfecto y me quedaba tan bien que parecía que hace meses lo había reservado, nadie podía creer que había cambiado de vestido un día antes, ni siquiera yo. Quería contar mi historia, para recomendar a aquellas novias que apenas empiezan con sus preparativos que no ahorren en dos cosas super importantes, en buenos trajes para los novios y en un buen fotógrafo.

Estoy convencida de que mi día no hubiese sido tan perfecto si me hubiera casado con aquel vestido desastroso. El día de tu boda, por supuesto, no se resume en un vestido, ¡Pero qué importante es! Mi boda fue mágica gracias a la suma de esfuerzos de mis proveedores, todos ellos contratados a través de matrimonio.com.co. Mi especial agradecimiento a Sposamia, Bariloche Eventos, Bodas simbólicas, Caramelo Invitaciones y Fabian Luar Fotógrafo.

Pd: Para las novias tatuadas y descomplicadas, me casé de tenis y fue la mejor elección, no tengan miedo de ser ustedes mismas ese día.