El matrimonio de David y Sonia en Bogotá, Bogotá DC

Con las damas de honor, el tema fue un poco complejo. Terminamos encontrando los vestidos (todos iguales) en Camelia del centro comercial Santa Bárbara. Se veían radiantes y luego de tres pruebas de maquillaje entre todas se pusieron de acuerdo para contratar con la misma empresa que arregló a los novios.

Con el tema del maquillaje, el proveedor fue Alejandra Hernández... y con ellos, aunque el contacto inicial estuvo algo complejo por quien maneja sus redes, hablar con Alejandra valió la pena. Resolvió dudas y aunque quizás al inicio son super insistentes con el tema del anticipo, ya después de ello la atención es a otro nivel. En la prueba de maquillaje y peinado Marge la profesional a cargo fue un amor, tuvo paciencia y mucha empatía para buscar lo que más me favorecía.

Dos días antes del evento mi esposo tuvo su sesión del plan novio clasic en casa y Nicolás fue super amable y con mucha paciencia lo asesoró, le hizo la limpieza facial y su corte de cabello.

¡Y llegó el gran día!… Estuvimos en la Hacienda El Trebolito desde las 8 de la mañana, allí ingresamos con los proveedores de maquillaje y peinado (Alejandra Hernández) y nos brindaron un espacio para poder arreglarnos con las damas de Honor. Fue muy especial (incluso nos brindaron un rico café). Hubo un pequeño detalle que creo que no me gustó y quizás fue un lunar en todo lo maravilloso, y es que ese mismo día Juan Pablo estaba con otras parejas mostrando la hacienda y en una prueba de menú y por ellos no pudimos utilizar una parte de la hacienda. De tal forma que el almuerzo no lo pudimos compartir realmente en el hermoso comedor dispuesto y que según siempre nos manifestaron estaba a nuestra disposición (pero aquí también creo que hace uno la reflexión de ¿hasta qué punto nosotros como parejas que cotizamos, debemos asistir al lugar en la preparación de otra boda?, ¿nos gustaría ver otras parejas en la preparatoria de nuestra boda? ¿No es invasión a la privacidad del evento en sí?). Ya después se dialogó del tema y Juan solucionó en algún grado la situación.

Lo anterior no opacó lo realmente importante, llegaron los invitados y ya estaba lista la barra de café. Juan estuvo presente en cada momento personalmente, solo elogios por parte de nuestros invitados. La Ceremonia la hicimos con el Padre Frank quien dio una ceremonia maravillosa que nos llegó al alma. Karen en el Coro fue simplemente maravillosa, nos presentó una amplia gama de opciones de canciones para el antes durante y después e incluso para ese día montó con su pianista (hasta que seamos viejitos). Solo como sugerencia, la ceremonia es mejor hacerla sobre máximo las 3 de la tarde (se oscurece muy temprano y más en el último trimestre del año).

Después de la ceremonia, se ofrecieron los pasabocas y fue un hit, deliciosos. Luego ingresaron al brindis, el cual por tema de hora se realizó en la noche, pero eso no oscureció lo especial que fue. Después de la sesión de fotos (Green Studios) entramos al salón y guaaau…la decoración tal como la pedimos, aquí hago un especial agradecimiento con relación a una solicitud de un video beam que pedimos y aunque no estaba en el plan Juan fue super flexible y logramos presentar en vivo parte de nuestro paquete virtual de invitaciones (vales experiencia), lo cual agradecemos enormemente.

En el salón que además maneja una excelente temperatura (no se siente nada de frío), el DJ utilizó la lista que le habíamos enviado y todo fue espectacular. La cena fue exactamente con los platos que elegimos, a la gente le encanto y nuevamente Juan estuvo ahí coordinando cada detalle. Incluso con el baile de los novios, nos ayudó con las actividades para la entrega del ramo, la liga y nuestro juego de pareja. Finalmente, el trago y los cocteles fueron entregados con la frecuencia que tanto pedimos, y aunque los cocteles estuvieron bajos de alcohol (mejor previa degustación) estuvo magnífico. Al final la familia quedó feliz con el consomé y con cada detalle, de verdad así fue, como en una película romántica.

Nota: El lugar queda en Guaymaral (casi fuera de Bogotá y un lugar de largo acceso incluso para taxi) y para nuestros invitados decidimos contratar un servicio de rutas, que prestaron el servicio en tres paraderos previamente ubicados por nosotros. La empresa Vialcoltur fue nuestro proveedor estratégico y los trajo y llevó a esos puntos de encuentro, de tal manera que los carros se quedaron en casa y todos los invitados pudieron tomarse sus tragos.