El matrimonio de Daniel y Luisa en Turbo, Antioquia

La crónica de nuestro matrimonio

El día del matrimonio todo el día la pasas ocupada mirando que todo te salga tal y como esperas. Te esperan en la peluquería, la del maquillaje, la de las flores, te escribe todo el mundo, llegan familiares de otras ciudades, más la familia que tienes en casa. Todo junto se vuelve un estrés, de verdad. Pero llega la hora de arrancar a la iglesia y se te revuelve todo.

Por más que digamos que no vamos a llorar es incontenible las lágrimas, se te salen solitas, no sabes si reír o llorar, claro está que las lágrimas son de felicidad. Les cuento que entrando a la iglesia se me olvidó hasta caminar, lloraba de la emoción que sentí, fue lo más hermoso que vivimos.

Cuando recibes la bendición de Dios y llega el momento en el que te dicen <puedes besar a la novia> créeme que la felicidad es sorprendente. Siempre supe que la novia siempre llegaba tarde unos minutos y ahora entiendo el por qué. Todo es debido a que cuando estás en el proceso de arreglarte el tiempo pasa volando, cuando quieres ver ya es hora de irte hacia la iglesia, y algo así me pasó a mí.