El matrimonio de Carlos y Gineth en Subachoque, Cundinamarca

Pasó el tiempo super rápido, llegaron las 4:00 pm me puse muy nostálgica a causa de la bendición de mis padres antes de subirme al carro para llegar a la capilla y bueno, con lágrimas en los ojos ya que estaba con todos los sentimientos encontrados: triste por dejar mi familia principal, mi casa materna y paterna, mi hermana, mi rutina como hija y hermana, pero muy feliz de comenzar una nueva con mi futuro esposo que, sin presumir, es el mejor que pude elegir, proyectarnos, vivir intensamente como de noviazgo lo soñamos.

El carro iba andando luego de mi bendición, mi corazón estaba al 100 y finalmente llegué a la capilla, todos se levantaron, me miraron... sentí que ya era mi momento. Mi séquito se organizó a la entrada de la capilla y cuando me bajé del carro, con todos los ojos viéndome llegar, celulares grabando y mi papá recibiendome del brazo caminamos hacia el altar pero sólo podía ver la cara de alegría y de nervios de mi novio, entre más me acercaba más feliz me sentía y aunque dentro de mí no me creía el momento miraba la situación y en verdad sí estaba en ese momento y lugar.

Debo decir que la ceremonia que celebró el Padre Libardo fue hermosa, una excelente elección ya que no fue aburrida ni monótona; todo lo contrario, nos hizo reír y romper el hielo ante tan importante y nervioso momento. Finalmente, dimos el sí acepto, nos pusimos los anillos, intercambiamos las arras y viéndonos frente a frente tomados de las manos por fin nos dimos nuestro primer beso como esposos y fue el momento más feliz de todo el día. Hasta escribiendo suspiro, porque son recuerdos que siempre estarán en nuestras mentes y que perdurarán en nosotros y en nuestras familias y amigos.

Salimos de la iglesia, nos desearon lo mejor de lo mejor, nos saludamos con todos nuestros amigos y familiares más cercanos. Nos tomamos muchísimas fotos frente a la iglesia y bajo el sol resplandeciente de las 5:00pm fuimos el centro de atención de todo el público. Pasadas las fotos brindamos, empanadas, donas y mini almojábanas a nuestros invitados y por suerte seleccionamos jugos porque hacía calor. La verdad para mí y para mi esposo cayeron como anillo al dedo porque no almorzamos y teníamos hambrecita.

A las 6:00 pm entramos a la recepción, ya se encontraban los invitados sentados y esperando nuestra entrada... con nervios y risitas ingresamos a la recepción y bajo los aplausos iniciamos nuestro baile como esposos. Debo confesar que ensayamos antes de entrar a la recepción porque en medio de todos los preparativos no tuvimos tiempo de ensayar nada. Y nada, pasaron las horas bailando y disfrutando nuestro momento, no nos sentamos sino a comer la cena y la torta porque la verdad queríamos pasar la noche juntos y felices. Para sorpresa de muchos mi hermana se llevó el ramo y un amigo de mi esposo la liga... esperemos que las bodas que se aproximen sean igual de perfectas a la nuestra y que nos inviten por supuesto para verlo nosotros.

Sólo me queda dar gracias a Dios porque con su licencia pudimos llevar a cabo todo, porque el clima estuvo delicioso y porque quienes en verdad esperábamos estuvieron con nosotros acompañándonos y celebrando con nosotros.