El matrimonio de Alejandro y Yeraldin en Copacabana, Antioquia

La crónica de nuestro matrimonio

Ese día fue mágico. Los nervios a flor de piel, el fotógrafo tratando de hacerme reír para tomar las mejores fotos. Al llegar al lugar donde celebramos la boda, parecía como si todos los invitados se esfumaran, sólo miraba a mi futuro esposo, y los nervios, volvieron a ser los protagonistas. Ese día fue muy bonito porque compartimos con familiares y amigos más allegados, tomamos fotos, nos reímos, lancé el ramo (a propósito, quedó tan bonito que quería quedarme con él). Ni esposo no podía de la alegría al verme tan bonita con el vestido, que estaba precioso.

Fue una experiencia única de momentos irrepetibles pero que quedarán para siempre en nuestra memoria, ahora solo queda seguir caminando juntos de la mano y no olvidar esos momentos tan bonitos, el día de nuestra boda.